Cada vez que interrumpes en ésta vida,
la vida misma toma forma,
se hace dueña del presente como una niña de un helado de frutilla a la crema...
Es impreciso y descontinuo,
es precisamente como tiene que ser,
y cuando se es, se pierde el miedo a no ser lo que otros quieren que seas...
Pasas la lengua y me derrito,
caigo frío al cemento que me contiene
y es el verde esperanza de tus manos,
y las comisuras de tu boca,
y el brillo de tus ojos...
En la cama el león,
en tus brazos cambio y me adapto,
camaleón te necesito, te deseo...
Precaria sensación incontenible,
que fluye hacia dentro
y destruye toda mi alma para que hagas lo que quieras con ella,
siempre a tu lado...
y si no vamos lejos los dos?,
si dejamos de ser y somos?
Un cascarudo de metal taladra los minutos,
lo mismos que utilizo para amarte en la distancia...
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