viernes, 11 de diciembre de 2009

Circo


Tocarás a la puerta y nadie atenderá

Los muertos se ríen en el sofá. Ya no hay magia.

Quisieran estar vestidos de sonrisas sinceras,

Mas, en el sitio oscuro de su alma se encuentran

Sus gritos desnudan la noche y el silencio se aferra al viento

No habrá más salida que la de sus propios cuerpos al rozarse

Entre espinas, clavos y vidrios

Dejando una huella de sudor, dolor y placer

Y también espectros que los colmarán de frutos y luces

Hasta que reventarán y serán irreconocibles bajo la tierra.





Hago mías las palabras de los muertos,

Esos payasos que hace mucho han dejado de sentir

Y agitarse en falsos carromatos.

No hay magia, repiten, se muerden los labios

revierten sus mundos encerrados, mutilados

En frascos absortos de vida, observando la nada

Que no va, ni viene, que es y no es

Y sin embargo, lo colma todo, hasta las venas.





Con el negro de su suerte y lo colorido de su putrefacción

Fuerzan un desnudo de pasados

Para poder lamer los límites hasta borrarlos

Para poder palpar las rejas hasta estremecerlas

Hundiendo en el vientre orgasmos sin destinos

Eyaculando montañas, montañas, montañas de silencios

Afonía de puertas, payasos, magia, carromatos.

Se carcomen para arrebatarse lo que les queda de tiempo

Giran como pedazos de carne, maquillados de lágrimas y risas

Los trajes sucios de codicia disfrutan de la materia ajena

Como si fueran hacedores de enredos calcados

Como si partieran el sueño torturador de sus deseos

Cabalgando al revés, disfrutando la agonía plena

Con los zapatos doblados en tres, y la peluca rebalsando por los costados.





La mueca es la de los falsificadores de polvos

dispersos sobre un mantel reluciente de lodo.

Y los gusanos, de festín, se provocan para ver quien come más

Ríen, su suerte esta cubierta, nunca nada les faltará





La música de sus propias muecas se disfrazan

la sensación de desatino que se forja los atraviesa

jugando a los palitos chinos con las costillas carcomidas

y con los ojos, un tiki-taka mudo

saltando en pedazos al menor movimiento,

balanceándose sobre su sonora piel

penetrando la endeble roca que encierra su tórax

dejando huellas, marcas profundas en sus nirvanas

explotando al máximo la mierda de su existencia.





Respiran, deambulan y se convencen.

Sin magia, sin sepultura, sin montaña.

Cadaver Exquisito
Escrito por Pamela Stemberger and YO

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