martes, 18 de agosto de 2009

Tablas!

Estaba muerto… y este era el final.
Sin demasiado pesares, levanto la vista y creyó verse a un nivel diferente del resto de las personas. El movimiento continuo de las palmas y el sonido ensordecedor de los aplausos, contagiaban su alma a la dulce espera de nuevos acontecimientos.
El calor de aquella Sala enfriaban sus deseos de abandonarla, después de un saludo poco amigable, después de una mirada a cada espectador, después de un abrir su alma al desconsuelo de lo que vendrá, esa realidad que lo sumerge dentro de miles de formas diferentes de muertes…allí la contempla sin demasiado tapujos.
Entonces, en un camarín de luces apagadas y sin fines de máscaras y de rostros farsantes, que no vienen a mostrarse sino todo lo contrario. Ahí, sentado y con la cabeza gacha, toda sudada. Tiritando de nervios antepasados, perfila media docena de pastillas para dormir.
¿Es el sueño importante? Lo es también la forma de soñarlo. Es tan importante el producto final como las peripecias que le suceden antes. Como la muerte, de aquel personaje, es tan necesario el veneno o el disparo para poder conseguirla.
Una vez más, la pregunta se le hace presente; ¿Estamos perdiendo el tiempo? De que sirve transmitir ilusiones si no creemos ser parte de la misma ilusión. No es trabajo. No es salario y moneda corriente. Es vida, sentimiento.
Apología de muertes, vidas… absurdas verdades.
17 de Agosto del 2009.-

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