sábado, 8 de agosto de 2009

Sistema perfecto

Siete en punto, un chip interno electrocuta los sentidos que descansan. Instantáneamente mis ojos se abren y comienzo a reaccionar. Mis estímulos rutinarios, de vida robótica, levanta sin escrúpulos cada parte de mi cuerpo metálico y pesado. No tengo vida. Injertos de pasado movilizan, responden, rodeados de circuitos. Sirvo para servir, sin quejumbrosas inquietudes y desplomadas virtudes con necesidad de satisfacción. En las alturas de una marca registrada, acabo de romper las ligaduras de vientre aceitado con alquitrán. El apagado automático esta encendido y avanzo hacia esta vida sin programas predefinidos. Con la vista hacia adelante, sin pestañar, atento al producto de mis actos, para perfeccionarme, además.
Sensores depositan partículas de humanidad, reflejo de agonizantes recuerdos. Cada línea presente se mezcla con el código de barra que me distingue. La batería recargada de patadas me hacen reaccionar. La orbita de los sensores visuales descarrilan aceite en gotas. Las palabras responden a bits pre instalados. Las modificaciones, producto del Marketing, no me pertenecen. Después de la jornada, reciclo la estupidez de ser esclavo del tiempo. Antes de apagarme, me fijo que el Standby quede titilando, por si mañana quiera despertar.

4 de Julio 2009

No hay comentarios: