lunes, 15 de septiembre de 2008

Ya tu silencio se convierte en soledad…

Te miro, otra vez, te miro.
Como un capullo recién nacido, suave y tranquilo; puedes esperar que calle y tal vez quisieras escuchar más. Que dulce es tu silencio, me hace sentir tu dueño. Tu respiración, es calma, profunda, despliegas toda tu vida e inhalas el perfume de mi habitación que te refugia solo para mí.
Tu cuerpo se desdibuja entre las sabanas y hasta juega con tus ojos seduciéndome con las curvas que te forman; se brinda libre a lo que desee; podría acariciarlos hasta que llagas salgan en mis manos y no me cansarías.
Tu rostro es frágil, es tal vez de porcelana, quizás de una simple diosa romana, pero es tuyo y a la vez mío. Estás aquí a mi lado y por que me sientes como quisiera y como estas ahora no podrías cansarte jamás.
Que dulce es verte así, tan pura entregando tu desnudez a mis deseos, dejándote amar como y cuanto quisiera.
Otra vez, si otra vez te miro.
Pero así como estas nada me puedes dar, nada que quiera de ti; tus caricias, tus besos, tu cuerpo, tu sonrisa, ni una palabra. Así, eres fría, no te siento, quisiera que esto terminara. No soporto estar contigo cuando estas como estas…
Ya tu silencio se convierte en soledad, ya tu ignorancia me destruye y el corazón late más despacio y hasta puede que te diga adiós. Termina con mi vida de una vez, si es que en realidad no me vas a amar, por que aunque no lo creas no quiero verte, si sigues así, como estas…
No puedo seguir así pidiéndote algo que me puedas dar, necesito todo de ti y hasta la vida diaria por un poquito de tu amor, pero no lo mates por favor.
¡Cambia! No te quiero como estas.
Por última vez te miro.
Y veo que todavía sigues durmiendo...

1995.-

No hay comentarios: