miércoles, 27 de agosto de 2008

Por tenerte partida

Nunca supe lo que llegaría a hacer por vos. Gracias a mi inconsciencia segura acabo de rasurarme el corazón. Dejé que el perro se fuera sin correa y al gato, lo recuerdo cada vez que veo su cabeza colgando en el desván.
Renuncié a todo esfuerzo físico, y dejo que fluya mi psicosis eufórica, cada treinta minutos salgo a la ventana y escupo a las personas que pasan por debajo y entre carcajadas desafinadas destapo el helado de chocolate.
Corté el pasto. Aunque con solo la tercera parte del jardín el cortaúñas se quedó moto, apresuro la marcha para que las llagas del esfuerzo revienten en mil gotas de sangre para no poder acariciar nunca más.
Al televisor lo vestí de negro. Pongo canales femeninos y lo acaricio tratando de lograr un orgasmo estrepitoso. Nada, no puedo conservar tu cuerpo en escabeche y despacio, lentamente pellizco tus zonas erógenas y uso tus lápiz de labios como maquillaje de payaso.
A la cortina la bordé, con hilos finos extraídos de tus prendas íntimas y me pongo celoso de las visitas, a las que muy cordialmente echo a patadas. Me tatué tu tobillo en la espalda, y tengo un collar echo con los dientes sanos de tu sonrisa.
Llamo dos veces a la semana a los bomberos para que apaguen el incendio de mi aliento seco, perfumo las veredas con los extractos naturales más caros de tu colección. Peino la lámpara con los tenedores de plata y con los cuchillos escribo tu nombre en los espejos.
Entreno a las camelias para que se reproduzcan en el patio, busco lombrices azules para que me acompañen a comer, mientras escuchamos tangos y zarzuelas perdidos en los rincones. Y cuando son ellas las que invitan desayuno abono matutino mezclado con raíces y semillas de naranjos.
Al auto lo doné al dueño de la calesita del parque, tus anillos me sirven para entrenar las pulgas que dejó el gato. Con la perforadora dibuje un corazón en la billetera para que siga vacía y con la ayuda de alguna perchas y vestidos desgastados dibujo tu sombra y en las noches las acaricio hasta soñar con vos.
Cocino tus platillos preferidos y lo dono al orfanato del barrio. Puse en venta tus labios en la feria de los domingos aunque siempre termino poniendo un precio impagable. Tus ojos cuelgan del “llama ángeles” que opacan la llegada de las visitas.
Con tus amigas asisto a los show de stripers mientras me enseñan como los acariciabas vos. Y entre los calzoncillos dejo tus orejas para que escuches mi venganza febril. Me prostituyo con todas y no dejo que me paguen.
Nunca supe lo que llegaría a hacer por vos. Pero esta bueno, ojala lo hubiese echo antes, para que nunca te hubieses ido.

1 de Noviembre del 2007.-

No hay comentarios: